Cuando Cleo volteó a ver su espejo, sintió que alguien la observaba. ¿Por qué habría de ser así? Su alcoba estaba perfectamente vigilada, era prácticamente imposible que alguien pudiera estar dentro.

«Cleo, eres una De Nile, ¡debes tener los pies en la arena! Todo son alucinaciones tuyas» pensó para sus adentros.

Pero no eran alucinaciones. Al menos no por ahora.

Ordenó a sus sirvientes que le llevaran un vaso de agua, se quitó el maquillaje, le mandó un mensaje de buenas noches a Deuce, y entró en la cama.

«Mañana en la primera clase le pediré a Ghoulia la tarea, la olvidé por completo por estar buscando a Nefera toda la tarde, esa maldita me robó el talismán que me ayudaría a pasar Lenguas Muertas, ¿dónde se habrá metido? No importa, ya la veré mañana…»

Se quedó dormida casi al momento.

No habían pasado ni dos horas cuando Cleo despertó de repente. La luz estaba apagada, ¡qué horror!, el miedo se apoderó de ella, y se hizo más fuerte al escuchar una risa conocida.

— Le temes mucho a la oscuridad, ¿verdad hermanita? — Una risa malvada se escuchó frente a Cleo, sin saber de dónde provenía.

— Nefera, ¿eres tú? Deten tu estúpida broma, ¡no es gracioso!

— A mí no me gusta hacer bromas, sabes que voy directo a mi objetivo, y ya llegó es hora…

— ¿Hora de qué? Ya basta, ¡Guardias!

— Nadie te escuchará, nadie; estamos sólo tú y yo — La risa se volvió silueta, y se acercó a Cleo desde las sombras, parecía ser Nefera, pero mucho más sombría.

— ¿Quién eres y qué has hecho con mi hermana?

— ¡Haces demasiadas preguntas! La cuestión aquí sería ¿que haré contigo?

Cleo tomó su celular, la pantalla daría un poco de luz, pero estaba muy asustada como para seguir hablando.

— ¿Qué pasa? ¿Te comieron la lengua los escarabajos? Te lo diré una sola vez: quiero estar en tu mundo, ya me harté de estar en el mío, y como tú puedes regresarme a donde estaba, no puedo permitir que te quedes, ¡y las cosas serán así a partir de mañana! — Cleo cayó inconsciente entre la oscuridad y las horribles risas.

A la mañana siguiente, todo transcurría normalmente: Hacía calor, su cabello lucía impecable y esperaba la llamada de buenos días de Deuce.

«Hoy lo sorprenderé, yo le llamaré»

Pero había un problema, el teléfono no funcionaba. Además, algo se movió frente a ella. Corrió frente a su tocador y se dio cuenta de algo más: no había reflejo, ¡estaba del lado del espejo! Y a lo lejos, alguien se acercaba.

— ¿Disfrutando tu nueva estancia? Espero que sí, porque ahí te quedarás para siempre. Pero descuida, nadie te extrañará. Mientras tanto para no correr riesgos, me aseguraré que no noten tu ausencia.

Cleo vio horrorizada como esa criatura que simulaba ser su hermana se transformaba en alguien idéntico a ella, podía ser Cleo o Nefera cuando quisiera. Lo único que podía hacer era golpear el espejo inútilmente.

— Lo siento no te escucho, se me hace tarde para ir a la escuela — La impostora colocó una sábana sobre el espejo y gritó a sus guardias — ¡Desháganse de esta porquería! Compraré uno nuevo.

Como el tocador de Cleo tenía joyas incrustadas por todas partes, no podían solamente tirarlo a la basura, así que un par de guardias lo llevaron a la bóveda de tesoros de Ramsés, para quitarle las gemas.

Cleo estaba devastada, ¡esa farsante estaba robando su fabulosa vida!

«¿Qué voy a hacer? Me quitará a mis amigas, a mi novio, ¡me quitará todo! Mi vida en la escuela, mi popularidad, mi riqueza, mi familia… ¡mi familia! Si ella no es Nefera, mi hermana debe estar también por aquí…»

Y tenía razón. El mundo del otro lado del espejo era exactamente igual a su pirámide. Cada habitación estaba en el mismo orden, pero a la inversa, como un reflejo. Afuera había un precipicio infinito, y ningún aparato o amuleto funcionaba. Pero su hermana tenía que estar en algún lado.

Nefera estaba en su habitación, llorando en su cama, aún en pijama.

— ¡Cleo, también estás aquí! Digo… ah, Cleo… también estás aquí…

— Nefera por favor, sé que me odias y yo no te tengo exactamente un gran aprecio, pero creo que sabes por qué estoy frente a ti.

— ¡Esa maldita criatura del espejo!

— No sé por qué siento que tienes un poco culpable de lo que nos sucede, ¿tengo razón?

— ¡Bien! Tienes razón, pero lo que pasó no lo hice a propósito, ¡lo juro! Entré a uno de los aposentos de papá a tomar el talismán que necesitabas para la escuela, sabía que te enojarías y eso es divertido para mí, y tropecé con una vieja tabla de arcilla con jeroglíficos más antiguos que la abuela.

— Una vieja tabla no nos envió aquí, ¿quién es esa falsificadora de identidades?

— Quizá no, pero lo que contenía sí. No sé que decía, no había sirvientes cerca para traducir pero en cuanto la toqué, esa criatura apareció frente a mí, salió de un espejo. Estaba segura que esa tabla no es de papá, ni cayó de un estante, él mantiene todo perfectamente ordenado, y así era. Ese ser no me quiso decir su nombre, pero me dejó muy en claro que el cielo la favoreció: ¿recuerdas las reparaciones fuera de la pirámide? Bien, pues un agujero justo sobre esa habitación, permitió que luz de la luna Akemir, la que duplica vidas, se colara y creó esas escrituras en una tabla en blanco. Como yo era la que me reflejaba en el espejo, se creó alguien igual a mí, pero más mala aún.

— Como si no fueras lo suficientemente mala, querida hermana.

— Cleo por favor, vivo para hacerte sufrir, pero nadie lo puede hacer más que yo, ¡eso es lo que hacemos las hermanas! Quizá quisiera robar tu vida, ¿pero la mía?

— Digo lo mismo, Nefera. ¿Y ahora qué haremos? Cuando me atrapó, se deshizo de mi espejo.

— Del mío también. Ya recorrí toda la casa, nada funciona, no podemos comunicarnos con nadie.

Las dos hermanas se quedaron desconsoladas, buscando la manera de comunicarse con el mundo exterior.

Mientras tanto, en la casa de Clawdeen, había una fiesta de pijamas. Draculaura se acercó al espejo de la habitación para ponerse una mascarilla de fruta.

— Qué extraño, usualmente no me reflejo y ahora me veo como Cleo. Chicas, ¿alguien me maquilló mientras tomaba mi siesta antes de venir aquí? — Sus amigas dijeron que no.

Cleo iba caminando por un pasillo cuando le dice a Nefera:

— Creo que escuché algo, suena como una de mis amigas, ¿estarán aquí también?

— No es posible, eso puede robar dos vidas ¿pero más? Sería imposible mantenerlas todas.

— Podría jurar que es Draculaura, ¡busquemos la voz!

Las hermanas se acercaron a una fuente de agua en una terraza. Asombradas, vieron como Draculaura estaba del otro lado.

— ¡Hey, sí eres tú Cleo! ¡Y tu hermana también!

— ¡Dracu! ¿Cómo es que podemos verte?

— No lo sé, estaba en el espejo cuando te vi, me hablaste y te vi más claramente.

— Escuché tu voz, y vimos que provenía de aquí, de una fuente. ¿Qué espejo estás usando?

— El que le regalaste a Clawdeen, cuando dijiste que en tu tocador se veía feo y lo quitaste. Lo puso en su dormitorio.

Por supuesto, ese espejo era parte del otro en el que Cleo fue atrapada, por eso podían verse, era parte del mismo.

— ¿Pero qué están haciendo ahí?

— Draculaura, una criatura que se hace pasar por nosotras nos atrapó del otro lado de nuestros espejos, no sé qué malvados planes tenga, pero tenemos que detenerla y recuperar nuestras vidas.

— Ya decía yo que era muy extraño que fueras tan atenta en la clase del Sr. Rotten, y que tu hermana fuera tan amable con las nuevas animadoras.

— Umh, después de todo, esa roba vidas no nos conoce tan bien — Protestó Nefera.

Las De Nile comenzaron a contar toda la historia a las chicas.

— Ahora, el asunto es cómo sacarlas de ahí – comentó Clawdeen, quien se acercó por la curiosidad —. Quizá si destruimos la tabla, o exista un conjuro que las cambie de lugar o algo, veré si Ghoulia ya encontró información.

Ghoulia encontró datos muy valiosos en la Monstruopedia: la contraparte de la luna duplica vidas, pasa la noche siguiente, e imprime en una hoja de palmera en el desierto el encantamiento que eliminaría las vidas que la luna anterior creó. Y era su única oportunidad, pues estas lunas pasan frente a la Tierra cada tres mil años. La pregunta era ¿cuál palmera, cuál de todas sus hojas?

— ¿Creen que sea una palmera del oasis privado de papá? — preguntó Cleo

— No hay palmeras hermana, las cambiaron por olivos hace unos meses.

— Pero no hay más, ésas eran las últimas de toda la ciudad y alrededores ¡estamos perdidas! Bueno, quedan las del jardín del tío Tut…

— Malas noticias —interrumpió Clawdeen—, la impostora publicó en el sitio de la escuela su postulación como presidenta de Monster High, y ¿su eliminación de plantas? ¡Quiere hacer un desierto gigante!

— Ella sabe cómo podemos detenerla — Cleo solloza — nos quedaremos aquí para siempre…

— Así es, y ya destruyó las palmeras de la casa de tu tío. Lo siento. Imagínate como estarán Batsy y Venus cuándo se enteren que van a destruir lo que tanto aman.

— ¡Eso es! — Cleo se emociona — Venus tiene una planta de cada especie que existe. ¡Ella debe tener palmeras!

— No lo digas más, vamos para allá. ¡Draculaura, Ghoula, vamos a la escuela!

Las chicas se encaminaron a la escuela, con la ventaja de que la impostora no conocía bien las instalaciones, seguramente no sabía de la existencia de la última palmera. O tal vez sí.

— Llegan tarde, chicas — La risa macabra se esparce por la oscuridad, pero no se ve nadie.

Las monstruitas se dividen, y encuentran a la roba identidades junto a la palmera.

— ¿Creyeron que por ser nueva sería tonta? ¡Aaaaahhh!

Después de ese grito de sorpresa, la impostora se da cuenta que un Draculaura, convertida en murciélago, comenzó a distraerla. Las chicas notan que la luna que esperaban está brillando y rápidamente comienzan a buscar el conjuro entre las hojas, hasta que al fin aparece en las ramas superiores. Clawdeen lo toca y las escrituras comienzan a brillar, la criatura se abalanza sobre ella, pero Clawdeen saca su espejo de maquillaje, y la impostora queda atrapada dentro. En la pirámide, Cleo y Nefera regresan al lado correcto del espejo.

Clawdeen tuvo que comprar un maquillaje nuevo después de usar su estuche para atrapar a la impostora, y Nefera y Cleo cambiaron los espejos de sus tocadores. Los espejos malditos fueron sepultados varios metros bajo arena y por supuesto, las reparaciones en casa de las De Nile fueron terminadas.

Priscila L.

Cuando Cleo volteó a ver su espejo, sintió que alguien la observaba. ¿Por qué habría de ser así? Su alcoba estaba perfectamente vigilada, era prácticamente imposible que alguien pudiera estar dentro.

«Cleo, eres una De Nile, ¡debes tener los pies en la arena! Todo son alucinaciones tuyas» pensó para sus adentros.

Pero no eran alucinaciones. Al menos no por ahora.

Ordenó a sus sirvientes que le llevaran un vaso de agua, se quitó el maquillaje, le mandó un mensaje de buenas noches a Deuce, y entró en la cama.

«Mañana en la primera clase le pediré a Ghoulia la tarea, la olvidé por completo por estar buscando a Nefera toda la tarde, esa maldita me robó el talismán que me ayudaría a pasar Lenguas Muertas, ¿dónde se habrá metido? No importa, ya la veré mañana…»

Se quedó dormida casi al momento.

No habían pasado ni dos horas cuando Cleo despertó de repente. La luz estaba apagada, ¡qué horror!, el miedo se apoderó de ella, y se hizo más fuerte al escuchar una risa conocida.

— Le temes mucho a la oscuridad, ¿verdad hermanita? — Una risa malvada se escuchó frente a Cleo, sin saber de dónde provenía.

— Nefera, ¿eres tú? Deten tu estúpida broma, ¡no es gracioso!

— A mí no me gusta hacer bromas, sabes que voy directo a mi objetivo, y ya llegó es hora…

— ¿Hora de qué? Ya basta, ¡Guardias!

— Nadie te escuchará, nadie; estamos sólo tú y yo — La risa se volvió silueta, y se acercó a Cleo desde las sombras, parecía ser Nefera, pero mucho más sombría.

— ¿Quién eres y qué has hecho con mi hermana?

— ¡Haces demasiadas preguntas! La cuestión aquí sería ¿que haré contigo?

Cleo tomó su celular, la pantalla daría un poco de luz, pero estaba muy asustada como para seguir hablando.

— ¿Qué pasa? ¿Te comieron la lengua los escarabajos? Te lo diré una sola vez: quiero estar en tu mundo, ya me harté de estar en el mío, y como tú puedes regresarme a donde estaba, no puedo permitir que te quedes, ¡y las cosas serán así a partir de mañana! — Cleo cayó inconsciente entre la oscuridad y las horribles risas.

A la mañana siguiente, todo transcurría normalmente: Hacía calor, su cabello lucía impecable y esperaba la llamada de buenos días de Deuce.

«Hoy lo sorprenderé, yo le llamaré»

Pero había un problema, el teléfono no funcionaba. Además, algo se movió frente a ella. Corrió frente a su tocador y se dio cuenta de algo más: no había reflejo, ¡estaba del lado del espejo! Y a lo lejos, alguien se acercaba.

— ¿Disfrutando tu nueva estancia? Espero que sí, porque ahí te quedarás para siempre. Pero descuida, nadie te extrañará. Mientras tanto para no correr riesgos, me aseguraré que no noten tu ausencia.

Cleo vio horrorizada como esa criatura que simulaba ser su hermana se transformaba en alguien idéntico a ella, podía ser Cleo o Nefera cuando quisiera. Lo único que podía hacer era golpear el espejo inútilmente.

— Lo siento no te escucho, se me hace tarde para ir a la escuela — La impostora colocó una sábana sobre el espejo y gritó a sus guardias — ¡Desháganse de esta porquería! Compraré uno nuevo.

Como el tocador de Cleo tenía joyas incrustadas por todas partes, no podían solamente tirarlo a la basura, así que un par de guardias lo llevaron a la bóveda de tesoros de Ramsés, para quitarle las gemas.

Cleo estaba devastada, ¡esa farsante estaba robando su fabulosa vida!

«¿Qué voy a hacer? Me quitará a mis amigas, a mi novio, ¡me quitará todo! Mi vida en la escuela, mi popularidad, mi riqueza, mi familia… ¡mi familia! Si ella no es Nefera, mi hermana debe estar también por aquí…»

Y tenía razón. El mundo del otro lado del espejo era exactamente igual a su pirámide. Cada habitación estaba en el mismo orden, pero a la inversa, como un reflejo. Afuera había un precipicio infinito, y ningún aparato o amuleto funcionaba. Pero su hermana tenía que estar en algún lado.

Nefera estaba en su habitación, llorando en su cama, aún en pijama.

— ¡Cleo, también estás aquí! Digo… ah, Cleo… también estás aquí…

— Nefera por favor, sé que me odias y yo no te tengo exactamente un gran aprecio, pero creo que sabes por qué estoy frente a ti.

— ¡Esa maldita criatura del espejo!

— No sé por qué siento que tienes un poco culpable de lo que nos sucede, ¿tengo razón?

— ¡Bien! Tienes razón, pero lo que pasó no lo hice a propósito, ¡lo juro! Entré a uno de los aposentos de papá a tomar el talismán que necesitabas para la escuela, sabía que te enojarías y eso es divertido para mí, y tropecé con una vieja tabla de arcilla con jeroglíficos más antiguos que la abuela.

— Una vieja tabla no nos envió aquí, ¿quién es esa falsificadora de identidades?

— Quizá no, pero lo que contenía sí. No sé que decía, no había sirvientes cerca para traducir pero en cuanto la toqué, esa criatura apareció frente a mí, salió de un espejo. Estaba segura que esa tabla no es de papá, ni cayó de un estante, él mantiene todo perfectamente ordenado, y así era. Ese ser no me quiso decir su nombre, pero me dejó muy en claro que el cielo la favoreció: ¿recuerdas las reparaciones fuera de la pirámide? Bien, pues un agujero justo sobre esa habitación, permitió que luz de la luna Akemir, la que duplica vidas, se colara y creó esas escrituras en una tabla en blanco. Como yo era la que me reflejaba en el espejo, se creó alguien igual a mí, pero más mala aún.

— Como si no fueras lo suficientemente mala, querida hermana.

— Cleo por favor, vivo para hacerte sufrir, pero nadie lo puede hacer más que yo, ¡eso es lo que hacemos las hermanas! Quizá quisiera robar tu vida, ¿pero la mía?

— Digo lo mismo, Nefera. ¿Y ahora qué haremos? Cuando me atrapó, se deshizo de mi espejo.

— Del mío también. Ya recorrí toda la casa, nada funciona, no podemos comunicarnos con nadie.

Las dos hermanas se quedaron desconsoladas, buscando la manera de comunicarse con el mundo exterior.

Mientras tanto, en la casa de Clawdeen, había una fiesta de pijamas. Draculaura se acercó al espejo de la habitación para ponerse una mascarilla de fruta.

— Qué extraño, usualmente no me reflejo y ahora me veo como Cleo. Chicas, ¿alguien me maquilló mientras tomaba mi siesta antes de venir aquí? — Sus amigas dijeron que no.

Cleo iba caminando por un pasillo cuando le dice a Nefera:

— Creo que escuché algo, suena como una de mis amigas, ¿estarán aquí también?

— No es posible, eso puede robar dos vidas ¿pero más? Sería imposible mantenerlas todas.

— Podría jurar que es Draculaura, ¡busquemos la voz!

Las hermanas se acercaron a una fuente de agua en una terraza. Asombradas, vieron como Draculaura estaba del otro lado.

— ¡Hey, sí eres tú Cleo! ¡Y tu hermana también!

— ¡Dracu! ¿Cómo es que podemos verte?

— No lo sé, estaba en el espejo cuando te vi, me hablaste y te vi más claramente.

— Escuché tu voz, y vimos que provenía de aquí, de una fuente. ¿Qué espejo estás usando?

— El que le regalaste a Clawdeen, cuando dijiste que en tu tocador se veía feo y lo quitaste. Lo puso en su dormitorio.

Por supuesto, ese espejo era parte del otro en el que Cleo fue atrapada, por eso podían verse, era parte del mismo.

— ¿Pero qué están haciendo ahí?

— Draculaura, una criatura que se hace pasar por nosotras nos atrapó del otro lado de nuestros espejos, no sé qué malvados planes tenga, pero tenemos que detenerla y recuperar nuestras vidas.

— Ya decía yo que era muy extraño que fueras tan atenta en la clase del Sr. Rotten, y que tu hermana fuera tan amable con las nuevas animadoras.

— Umh, después de todo, esa roba vidas no nos conoce tan bien — Protestó Nefera.

Las De Nile comenzaron a contar toda la historia a las chicas.

— Ahora, el asunto es cómo sacarlas de ahí – comentó Clawdeen, quien se acercó por la curiosidad —. Quizá si destruimos la tabla, o exista un conjuro que las cambie de lugar o algo, veré si Ghoulia ya encontró información.

Ghoulia encontró datos muy valiosos en la Monstruopedia: la contraparte de la luna duplica vidas, pasa la noche siguiente, e imprime en una hoja de palmera en el desierto el encantamiento que eliminaría las vidas que la luna anterior creó. Y era su única oportunidad, pues estas lunas pasan frente a la Tierra cada tres mil años. La pregunta era ¿cuál palmera, cuál de todas sus hojas?

— ¿Creen que sea una palmera del oasis privado de papá? — preguntó Cleo

— No hay palmeras hermana, las cambiaron por olivos hace unos meses.

— Pero no hay más, ésas eran las últimas de toda la ciudad y alrededores ¡estamos perdidas! Bueno, quedan las del jardín del tío Tut…

— Malas noticias —interrumpió Clawdeen—, la impostora publicó en el sitio de la escuela su postulación como presidenta de Monster High, y ¿su eliminación de plantas? ¡Quiere hacer un desierto gigante!

— Ella sabe cómo podemos detenerla — Cleo solloza — nos quedaremos aquí para siempre…

— Así es, y ya destruyó las palmeras de la casa de tu tío. Lo siento. Imagínate como estarán Batsy y Venus cuándo se enteren que van a destruir lo que tanto aman.

— ¡Eso es! — Cleo se emociona — Venus tiene una planta de cada especie que existe. ¡Ella debe tener palmeras!

— No lo digas más, vamos para allá. ¡Draculaura, Ghoula, vamos a la escuela!

Las chicas se encaminaron a la escuela, con la ventaja de que la impostora no conocía bien las instalaciones, seguramente no sabía de la existencia de la última palmera. O tal vez sí.

— Llegan tarde, chicas — La risa macabra se esparce por la oscuridad, pero no se ve nadie.

Las monstruitas se dividen, y encuentran a la roba identidades junto a la palmera.

— ¿Creyeron que por ser nueva sería tonta? ¡Aaaaahhh!

Después de ese grito de sorpresa, la impostora se da cuenta que un Draculaura, convertida en murciélago, comenzó a distraerla. Las chicas notan que la luna que esperaban está brillando y rápidamente comienzan a buscar el conjuro entre las hojas, hasta que al fin aparece en las ramas superiores. Clawdeen lo toca y las escrituras comienzan a brillar, la criatura se abalanza sobre ella, pero Clawdeen saca su espejo de maquillaje, y la impostora queda atrapada dentro. En la pirámide, Cleo y Nefera regresan al lado correcto del espejo.

Clawdeen tuvo que comprar un maquillaje nuevo después de usar su estuche para atrapar a la impostora, y Nefera y Cleo cambiaron los espejos de sus tocadores. Los espejos malditos fueron sepultados varios metros bajo arena y por supuesto, las reparaciones en casa de las De Nile fueron terminadas.

Priscila L.

Cuando Cleo volteó a ver su espejo, sintió que alguien la observaba. ¿Por qué habría de ser así? Su alcoba estaba perfectamente vigilada, era prácticamente imposible que alguien pudiera estar dentro.

«Cleo, eres una De Nile, ¡debes tener los pies en la arena! Todo son alucinaciones tuyas» pensó para sus adentros.

Pero no eran alucinaciones. Al menos no por ahora.

Ordenó a sus sirvientes que le llevaran un vaso de agua, se quitó el maquillaje, le mandó un mensaje de buenas noches a Deuce, y entró en la cama.

«Mañana en la primera clase le pediré a Ghoulia la tarea, la olvidé por completo por estar buscando a Nefera toda la tarde, esa maldita me robó el talismán que me ayudaría a pasar Lenguas Muertas, ¿dónde se habrá metido? No importa, ya la veré mañana…»

Se quedó dormida casi al momento.

No habían pasado ni dos horas cuando Cleo despertó de repente. La luz estaba apagada, ¡qué horror!, el miedo se apoderó de ella, y se hizo más fuerte al escuchar una risa conocida.

— Le temes mucho a la oscuridad, ¿verdad hermanita? — Una risa malvada se escuchó frente a Cleo, sin saber de dónde provenía.

— Nefera, ¿eres tú? Deten tu estúpida broma, ¡no es gracioso!

— A mí no me gusta hacer bromas, sabes que voy directo a mi objetivo, y ya llegó es hora…

— ¿Hora de qué? Ya basta, ¡Guardias!

— Nadie te escuchará, nadie; estamos sólo tú y yo — La risa se volvió silueta, y se acercó a Cleo desde las sombras, parecía ser Nefera, pero mucho más sombría.

— ¿Quién eres y qué has hecho con mi hermana?

— ¡Haces demasiadas preguntas! La cuestión aquí sería ¿que haré contigo?

Cleo tomó su celular, la pantalla daría un poco de luz, pero estaba muy asustada como para seguir hablando.

— ¿Qué pasa? ¿Te comieron la lengua los escarabajos? Te lo diré una sola vez: quiero estar en tu mundo, ya me harté de estar en el mío, y como tú puedes regresarme a donde estaba, no puedo permitir que te quedes, ¡y las cosas serán así a partir de mañana! — Cleo cayó inconsciente entre la oscuridad y las horribles risas.

A la mañana siguiente, todo transcurría normalmente: Hacía calor, su cabello lucía impecable y esperaba la llamada de buenos días de Deuce.

«Hoy lo sorprenderé, yo le llamaré»

Pero había un problema, el teléfono no funcionaba. Además, algo se movió frente a ella. Corrió frente a su tocador y se dio cuenta de algo más: no había reflejo, ¡estaba del lado del espejo! Y a lo lejos, alguien se acercaba.

— ¿Disfrutando tu nueva estancia? Espero que sí, porque ahí te quedarás para siempre. Pero descuida, nadie te extrañará. Mientras tanto para no correr riesgos, me aseguraré que no noten tu ausencia.

Cleo vio horrorizada como esa criatura que simulaba ser su hermana se transformaba en alguien idéntico a ella, podía ser Cleo o Nefera cuando quisiera. Lo único que podía hacer era golpear el espejo inútilmente.

— Lo siento no te escucho, se me hace tarde para ir a la escuela — La impostora colocó una sábana sobre el espejo y gritó a sus guardias — ¡Desháganse de esta porquería! Compraré uno nuevo.

Como el tocador de Cleo tenía joyas incrustadas por todas partes, no podían solamente tirarlo a la basura, así que un par de guardias lo llevaron a la bóveda de tesoros de Ramsés, para quitarle las gemas.

Cleo estaba devastada, ¡esa farsante estaba robando su fabulosa vida!

«¿Qué voy a hacer? Me quitará a mis amigas, a mi novio, ¡me quitará todo! Mi vida en la escuela, mi popularidad, mi riqueza, mi familia… ¡mi familia! Si ella no es Nefera, mi hermana debe estar también por aquí…»

Y tenía razón. El mundo del otro lado del espejo era exactamente igual a su pirámide. Cada habitación estaba en el mismo orden, pero a la inversa, como un reflejo. Afuera había un precipicio infinito, y ningún aparato o amuleto funcionaba. Pero su hermana tenía que estar en algún lado.

Nefera estaba en su habitación, llorando en su cama, aún en pijama.

— ¡Cleo, también estás aquí! Digo… ah, Cleo… también estás aquí…

— Nefera por favor, sé que me odias y yo no te tengo exactamente un gran aprecio, pero creo que sabes por qué estoy frente a ti.

— ¡Esa maldita criatura del espejo!

— No sé por qué siento que tienes un poco culpable de lo que nos sucede, ¿tengo razón?

— ¡Bien! Tienes razón, pero lo que pasó no lo hice a propósito, ¡lo juro! Entré a uno de los aposentos de papá a tomar el talismán que necesitabas para la escuela, sabía que te enojarías y eso es divertido para mí, y tropecé con una vieja tabla de arcilla con jeroglíficos más antiguos que la abuela.

— Una vieja tabla no nos envió aquí, ¿quién es esa falsificadora de identidades?

— Quizá no, pero lo que contenía sí. No sé que decía, no había sirvientes cerca para traducir pero en cuanto la toqué, esa criatura apareció frente a mí, salió de un espejo. Estaba segura que esa tabla no es de papá, ni cayó de un estante, él mantiene todo perfectamente ordenado, y así era. Ese ser no me quiso decir su nombre, pero me dejó muy en claro que el cielo la favoreció: ¿recuerdas las reparaciones fuera de la pirámide? Bien, pues un agujero justo sobre esa habitación, permitió que luz de la luna Akemir, la que duplica vidas, se colara y creó esas escrituras en una tabla en blanco. Como yo era la que me reflejaba en el espejo, se creó alguien igual a mí, pero más mala aún.

— Como si no fueras lo suficientemente mala, querida hermana.

— Cleo por favor, vivo para hacerte sufrir, pero nadie lo puede hacer más que yo, ¡eso es lo que hacemos las hermanas! Quizá quisiera robar tu vida, ¿pero la mía?

— Digo lo mismo, Nefera. ¿Y ahora qué haremos? Cuando me atrapó, se deshizo de mi espejo.

— Del mío también. Ya recorrí toda la casa, nada funciona, no podemos comunicarnos con nadie.

Las dos hermanas se quedaron desconsoladas, buscando la manera de comunicarse con el mundo exterior.

Mientras tanto, en la casa de Clawdeen, había una fiesta de pijamas. Draculaura se acercó al espejo de la habitación para ponerse una mascarilla de fruta.

— Qué extraño, usualmente no me reflejo y ahora me veo como Cleo. Chicas, ¿alguien me maquilló mientras tomaba mi siesta antes de venir aquí? — Sus amigas dijeron que no.

Cleo iba caminando por un pasillo cuando le dice a Nefera:

— Creo que escuché algo, suena como una de mis amigas, ¿estarán aquí también?

— No es posible, eso puede robar dos vidas ¿pero más? Sería imposible mantenerlas todas.

— Podría jurar que es Draculaura, ¡busquemos la voz!

Las hermanas se acercaron a una fuente de agua en una terraza. Asombradas, vieron como Draculaura estaba del otro lado.

— ¡Hey, sí eres tú Cleo! ¡Y tu hermana también!

— ¡Dracu! ¿Cómo es que podemos verte?

— No lo sé, estaba en el espejo cuando te vi, me hablaste y te vi más claramente.

— Escuché tu voz, y vimos que provenía de aquí, de una fuente. ¿Qué espejo estás usando?

— El que le regalaste a Clawdeen, cuando dijiste que en tu tocador se veía feo y lo quitaste. Lo puso en su dormitorio.

Por supuesto, ese espejo era parte del otro en el que Cleo fue atrapada, por eso podían verse, era parte del mismo.

— ¿Pero qué están haciendo ahí?

— Draculaura, una criatura que se hace pasar por nosotras nos atrapó del otro lado de nuestros espejos, no sé qué malvados planes tenga, pero tenemos que detenerla y recuperar nuestras vidas.

— Ya decía yo que era muy extraño que fueras tan atenta en la clase del Sr. Rotten, y que tu hermana fuera tan amable con las nuevas animadoras.

— Umh, después de todo, esa roba vidas no nos conoce tan bien — Protestó Nefera.

Las De Nile comenzaron a contar toda la historia a las chicas.

— Ahora, el asunto es cómo sacarlas de ahí – comentó Clawdeen, quien se acercó por la curiosidad —. Quizá si destruimos la tabla, o exista un conjuro que las cambie de lugar o algo, veré si Ghoulia ya encontró información.

Ghoulia encontró datos muy valiosos en la Monstruopedia: la contraparte de la luna duplica vidas, pasa la noche siguiente, e imprime en una hoja de palmera en el desierto el encantamiento que eliminaría las vidas que la luna anterior creó. Y era su única oportunidad, pues estas lunas pasan frente a la Tierra cada tres mil años. La pregunta era ¿cuál palmera, cuál de todas sus hojas?

— ¿Creen que sea una palmera del oasis privado de papá? — preguntó Cleo

— No hay palmeras hermana, las cambiaron por olivos hace unos meses.

— Pero no hay más, ésas eran las últimas de toda la ciudad y alrededores ¡estamos perdidas! Bueno, quedan las del jardín del tío Tut…

— Malas noticias —interrumpió Clawdeen—, la impostora publicó en el sitio de la escuela su postulación como presidenta de Monster High, y ¿su eliminación de plantas? ¡Quiere hacer un desierto gigante!

— Ella sabe cómo podemos detenerla — Cleo solloza — nos quedaremos aquí para siempre…

— Así es, y ya destruyó las palmeras de la casa de tu tío. Lo siento. Imagínate como estarán Batsy y Venus cuándo se enteren que van a destruir lo que tanto aman.

— ¡Eso es! — Cleo se emociona — Venus tiene una planta de cada especie que existe. ¡Ella debe tener palmeras!

— No lo digas más, vamos para allá. ¡Draculaura, Ghoula, vamos a la escuela!

Las chicas se encaminaron a la escuela, con la ventaja de que la impostora no conocía bien las instalaciones, seguramente no sabía de la existencia de la última palmera. O tal vez sí.

— Llegan tarde, chicas — La risa macabra se esparce por la oscuridad, pero no se ve nadie.

Las monstruitas se dividen, y encuentran a la roba identidades junto a la palmera.

— ¿Creyeron que por ser nueva sería tonta? ¡Aaaaahhh!

Después de ese grito de sorpresa, la impostora se da cuenta que un Draculaura, convertida en murciélago, comenzó a distraerla. Las chicas notan que la luna que esperaban está brillando y rápidamente comienzan a buscar el conjuro entre las hojas, hasta que al fin aparece en las ramas superiores. Clawdeen lo toca y las escrituras comienzan a brillar, la criatura se abalanza sobre ella, pero Clawdeen saca su espejo de maquillaje, y la impostora queda atrapada dentro. En la pirámide, Cleo y Nefera regresan al lado correcto del espejo.

Clawdeen tuvo que comprar un maquillaje nuevo después de usar su estuche para atrapar a la impostora, y Nefera y Cleo cambiaron los espejos de sus tocadores. Los espejos malditos fueron sepultados varios metros bajo arena y por supuesto, las reparaciones en casa de las De Nile fueron terminadas.

Priscila L.

Cuando Cleo volteó a ver su espejo, sintió que alguien la observaba. ¿Por qué habría de ser así? Su alcoba estaba perfectamente vigilada, era prácticamente imposible que alguien pudiera estar dentro.

«Cleo, eres una De Nile, ¡debes tener los pies en la arena! Todo son alucinaciones tuyas» pensó para sus adentros.

Pero no eran alucinaciones. Al menos no por ahora.

Ordenó a sus sirvientes que le llevaran un vaso de agua, se quitó el maquillaje, le mandó un mensaje de buenas noches a Deuce, y entró en la cama.

«Mañana en la primera clase le pediré a Ghoulia la tarea, la olvidé por completo por estar buscando a Nefera toda la tarde, esa maldita me robó el talismán que me ayudaría a pasar Lenguas Muertas, ¿dónde se habrá metido? No importa, ya la veré mañana…»

Se quedó dormida casi al momento.

No habían pasado ni dos horas cuando Cleo despertó de repente. La luz estaba apagada, ¡qué horror!, el miedo se apoderó de ella, y se hizo más fuerte al escuchar una risa conocida.

— Le temes mucho a la oscuridad, ¿verdad hermanita? — Una risa malvada se escuchó frente a Cleo, sin saber de dónde provenía.

— Nefera, ¿eres tú? Deten tu estúpida broma, ¡no es gracioso!

— A mí no me gusta hacer bromas, sabes que voy directo a mi objetivo, y ya llegó es hora…

— ¿Hora de qué? Ya basta, ¡Guardias!

— Nadie te escuchará, nadie; estamos sólo tú y yo — La risa se volvió silueta, y se acercó a Cleo desde las sombras, parecía ser Nefera, pero mucho más sombría.

— ¿Quién eres y qué has hecho con mi hermana?

— ¡Haces demasiadas preguntas! La cuestión aquí sería ¿que haré contigo?

Cleo tomó su celular, la pantalla daría un poco de luz, pero estaba muy asustada como para seguir hablando.

— ¿Qué pasa? ¿Te comieron la lengua los escarabajos? Te lo diré una sola vez: quiero estar en tu mundo, ya me harté de estar en el mío, y como tú puedes regresarme a donde estaba, no puedo permitir que te quedes, ¡y las cosas serán así a partir de mañana! — Cleo cayó inconsciente entre la oscuridad y las horribles risas.

A la mañana siguiente, todo transcurría normalmente: Hacía calor, su cabello lucía impecable y esperaba la llamada de buenos días de Deuce.

«Hoy lo sorprenderé, yo le llamaré»

Pero había un problema, el teléfono no funcionaba. Además, algo se movió frente a ella. Corrió frente a su tocador y se dio cuenta de algo más: no había reflejo, ¡estaba del lado del espejo! Y a lo lejos, alguien se acercaba.

— ¿Disfrutando tu nueva estancia? Espero que sí, porque ahí te quedarás para siempre. Pero descuida, nadie te extrañará. Mientras tanto para no correr riesgos, me aseguraré que no noten tu ausencia.

Cleo vio horrorizada como esa criatura que simulaba ser su hermana se transformaba en alguien idéntico a ella, podía ser Cleo o Nefera cuando quisiera. Lo único que podía hacer era golpear el espejo inútilmente.

— Lo siento no te escucho, se me hace tarde para ir a la escuela — La impostora colocó una sábana sobre el espejo y gritó a sus guardias — ¡Desháganse de esta porquería! Compraré uno nuevo.

Como el tocador de Cleo tenía joyas incrustadas por todas partes, no podían solamente tirarlo a la basura, así que un par de guardias lo llevaron a la bóveda de tesoros de Ramsés, para quitarle las gemas.

Cleo estaba devastada, ¡esa farsante estaba robando su fabulosa vida!

«¿Qué voy a hacer? Me quitará a mis amigas, a mi novio, ¡me quitará todo! Mi vida en la escuela, mi popularidad, mi riqueza, mi familia… ¡mi familia! Si ella no es Nefera, mi hermana debe estar también por aquí…»

Y tenía razón. El mundo del otro lado del espejo era exactamente igual a su pirámide. Cada habitación estaba en el mismo orden, pero a la inversa, como un reflejo. Afuera había un precipicio infinito, y ningún aparato o amuleto funcionaba. Pero su hermana tenía que estar en algún lado.

Nefera estaba en su habitación, llorando en su cama, aún en pijama.

— ¡Cleo, también estás aquí! Digo… ah, Cleo… también estás aquí…

— Nefera por favor, sé que me odias y yo no te tengo exactamente un gran aprecio, pero creo que sabes por qué estoy frente a ti.

— ¡Esa maldita criatura del espejo!

— No sé por qué siento que tienes un poco culpable de lo que nos sucede, ¿tengo razón?

— ¡Bien! Tienes razón, pero lo que pasó no lo hice a propósito, ¡lo juro! Entré a uno de los aposentos de papá a tomar el talismán que necesitabas para la escuela, sabía que te enojarías y eso es divertido para mí, y tropecé con una vieja tabla de arcilla con jeroglíficos más antiguos que la abuela.

— Una vieja tabla no nos envió aquí, ¿quién es esa falsificadora de identidades?

— Quizá no, pero lo que contenía sí. No sé que decía, no había sirvientes cerca para traducir pero en cuanto la toqué, esa criatura apareció frente a mí, salió de un espejo. Estaba segura que esa tabla no es de papá, ni cayó de un estante, él mantiene todo perfectamente ordenado, y así era. Ese ser no me quiso decir su nombre, pero me dejó muy en claro que el cielo la favoreció: ¿recuerdas las reparaciones fuera de la pirámide? Bien, pues un agujero justo sobre esa habitación, permitió que luz de la luna Akemir, la que duplica vidas, se colara y creó esas escrituras en una tabla en blanco. Como yo era la que me reflejaba en el espejo, se creó alguien igual a mí, pero más mala aún.

— Como si no fueras lo suficientemente mala, querida hermana.

— Cleo por favor, vivo para hacerte sufrir, pero nadie lo puede hacer más que yo, ¡eso es lo que hacemos las hermanas! Quizá quisiera robar tu vida, ¿pero la mía?

— Digo lo mismo, Nefera. ¿Y ahora qué haremos? Cuando me atrapó, se deshizo de mi espejo.

— Del mío también. Ya recorrí toda la casa, nada funciona, no podemos comunicarnos con nadie.

Las dos hermanas se quedaron desconsoladas, buscando la manera de comunicarse con el mundo exterior.

Mientras tanto, en la casa de Clawdeen, había una fiesta de pijamas. Draculaura se acercó al espejo de la habitación para ponerse una mascarilla de fruta.

— Qué extraño, usualmente no me reflejo y ahora me veo como Cleo. Chicas, ¿alguien me maquilló mientras tomaba mi siesta antes de venir aquí? — Sus amigas dijeron que no.

Cleo iba caminando por un pasillo cuando le dice a Nefera:

— Creo que escuché algo, suena como una de mis amigas, ¿estarán aquí también?

— No es posible, eso puede robar dos vidas ¿pero más? Sería imposible mantenerlas todas.

— Podría jurar que es Draculaura, ¡busquemos la voz!

Las hermanas se acercaron a una fuente de agua en una terraza. Asombradas, vieron como Draculaura estaba del otro lado.

— ¡Hey, sí eres tú Cleo! ¡Y tu hermana también!

— ¡Dracu! ¿Cómo es que podemos verte?

— No lo sé, estaba en el espejo cuando te vi, me hablaste y te vi más claramente.

— Escuché tu voz, y vimos que provenía de aquí, de una fuente. ¿Qué espejo estás usando?

— El que le regalaste a Clawdeen, cuando dijiste que en tu tocador se veía feo y lo quitaste. Lo puso en su dormitorio.

Por supuesto, ese espejo era parte del otro en el que Cleo fue atrapada, por eso podían verse, era parte del mismo.

— ¿Pero qué están haciendo ahí?

— Draculaura, una criatura que se hace pasar por nosotras nos atrapó del otro lado de nuestros espejos, no sé qué malvados planes tenga, pero tenemos que detenerla y recuperar nuestras vidas.

— Ya decía yo que era muy extraño que fueras tan atenta en la clase del Sr. Rotten, y que tu hermana fuera tan amable con las nuevas animadoras.

— Umh, después de todo, esa roba vidas no nos conoce tan bien — Protestó Nefera.

Las De Nile comenzaron a contar toda la historia a las chicas.

— Ahora, el asunto es cómo sacarlas de ahí – comentó Clawdeen, quien se acercó por la curiosidad —. Quizá si destruimos la tabla, o exista un conjuro que las cambie de lugar o algo, veré si Ghoulia ya encontró información.

Ghoulia encontró datos muy valiosos en la Monstruopedia: la contraparte de la luna duplica vidas, pasa la noche siguiente, e imprime en una hoja de palmera en el desierto el encantamiento que eliminaría las vidas que la luna anterior creó. Y era su única oportunidad, pues estas lunas pasan frente a la Tierra cada tres mil años. La pregunta era ¿cuál palmera, cuál de todas sus hojas?

— ¿Creen que sea una palmera del oasis privado de papá? — preguntó Cleo

— No hay palmeras hermana, las cambiaron por olivos hace unos meses.

— Pero no hay más, ésas eran las últimas de toda la ciudad y alrededores ¡estamos perdidas! Bueno, quedan las del jardín del tío Tut…

— Malas noticias —interrumpió Clawdeen—, la impostora publicó en el sitio de la escuela su postulación como presidenta de Monster High, y ¿su eliminación de plantas? ¡Quiere hacer un desierto gigante!

— Ella sabe cómo podemos detenerla — Cleo solloza — nos quedaremos aquí para siempre…

— Así es, y ya destruyó las palmeras de la casa de tu tío. Lo siento. Imagínate como estarán Batsy y Venus cuándo se enteren que van a destruir lo que tanto aman.

— ¡Eso es! — Cleo se emociona — Venus tiene una planta de cada especie que existe. ¡Ella debe tener palmeras!

— No lo digas más, vamos para allá. ¡Draculaura, Ghoula, vamos a la escuela!

Las chicas se encaminaron a la escuela, con la ventaja de que la impostora no conocía bien las instalaciones, seguramente no sabía de la existencia de la última palmera. O tal vez sí.

— Llegan tarde, chicas — La risa macabra se esparce por la oscuridad, pero no se ve nadie.

Las monstruitas se dividen, y encuentran a la roba identidades junto a la palmera.

— ¿Creyeron que por ser nueva sería tonta? ¡Aaaaahhh!

Después de ese grito de sorpresa, la impostora se da cuenta que un Draculaura, convertida en murciélago, comenzó a distraerla. Las chicas notan que la luna que esperaban está brillando y rápidamente comienzan a buscar el conjuro entre las hojas, hasta que al fin aparece en las ramas superiores. Clawdeen lo toca y las escrituras comienzan a brillar, la criatura se abalanza sobre ella, pero Clawdeen saca su espejo de maquillaje, y la impostora queda atrapada dentro. En la pirámide, Cleo y Nefera regresan al lado correcto del espejo.

Clawdeen tuvo que comprar un maquillaje nuevo después de usar su estuche para atrapar a la impostora, y Nefera y Cleo cambiaron los espejos de sus tocadores. Los espejos malditos fueron sepultados varios metros bajo arena y por supuesto, las reparaciones en casa de las De Nile fueron terminadas.

Priscila L.

Monster High Fanfic: Atrapadas en el espejo

Cuando Cleo volteó a ver su espejo, sintió que alguien la observaba. ¿Por qué habría de ser así? Su alcoba estaba perfectamente vigilada, era prácticamente imposible que alguien pudiera estar dentro.

«Cleo, eres una De Nile, ¡debes tener los pies en la arena! Todo son alucinaciones tuyas» pensó para sus adentros.

Pero no eran alucinaciones. Al menos no por ahora.

Ordenó a sus sirvientes que le llevaran un vaso de agua, se quitó el maquillaje, le mandó un mensaje de buenas noches a Deuce, y entró en la cama.

«Mañana en la primera clase le pediré a Ghoulia la tarea, la olvidé por completo por estar buscando a Nefera toda la tarde, esa maldita me robó el talismán que me ayudaría a pasar Lenguas Muertas, ¿dónde se habrá metido? No importa, ya la veré mañana…»

Se quedó dormida casi al momento.

No habían pasado ni dos horas cuando Cleo despertó de repente. La luz estaba apagada, ¡qué horror!, el miedo se apoderó de ella, y se hizo más fuerte al escuchar una risa conocida.

— Le temes mucho a la oscuridad, ¿verdad hermanita? — Una risa malvada se escuchó frente a Cleo, sin saber de dónde provenía.

— Nefera, ¿eres tú? Deten tu estúpida broma, ¡no es gracioso!

— A mí no me gusta hacer bromas, sabes que voy directo a mi objetivo, y ya llegó es hora…

— ¿Hora de qué? Ya basta, ¡Guardias!

— Nadie te escuchará, nadie; estamos sólo tú y yo — La risa se volvió silueta, y se acercó a Cleo desde las sombras, parecía ser Nefera, pero mucho más sombría.

— ¿Quién eres y qué has hecho con mi hermana?

— ¡Haces demasiadas preguntas! La cuestión aquí sería ¿que haré contigo?

Cleo tomó su celular, la pantalla daría un poco de luz, pero estaba muy asustada como para seguir hablando.

— ¿Qué pasa? ¿Te comieron la lengua los escarabajos? Te lo diré una sola vez: quiero estar en tu mundo, ya me harté de estar en el mío, y como tú puedes regresarme a donde estaba, no puedo permitir que te quedes, ¡y las cosas serán así a partir de mañana! — Cleo cayó inconsciente entre la oscuridad y las horribles risas.

A la mañana siguiente, todo transcurría normalmente: Hacía calor, su cabello lucía impecable y esperaba la llamada de buenos días de Deuce.

«Hoy lo sorprenderé, yo le llamaré»

Pero había un problema, el teléfono no funcionaba. Además, algo se movió frente a ella. Corrió frente a su tocador y se dio cuenta de algo más: no había reflejo, ¡estaba del lado del espejo! Y a lo lejos, alguien se acercaba.

— ¿Disfrutando tu nueva estancia? Espero que sí, porque ahí te quedarás para siempre. Pero descuida, nadie te extrañará. Mientras tanto para no correr riesgos, me aseguraré que no noten tu ausencia.

Cleo vio horrorizada como esa criatura que simulaba ser su hermana se transformaba en alguien idéntico a ella, podía ser Cleo o Nefera cuando quisiera. Lo único que podía hacer era golpear el espejo inútilmente.

— Lo siento no te escucho, se me hace tarde para ir a la escuela — La impostora colocó una sábana sobre el espejo y gritó a sus guardias — ¡Desháganse de esta porquería! Compraré uno nuevo.

Como el tocador de Cleo tenía joyas incrustadas por todas partes, no podían solamente tirarlo a la basura, así que un par de guardias lo llevaron a la bóveda de tesoros de Ramsés, para quitarle las gemas.

Cleo estaba devastada, ¡esa farsante estaba robando su fabulosa vida!

«¿Qué voy a hacer? Me quitará a mis amigas, a mi novio, ¡me quitará todo! Mi vida en la escuela, mi popularidad, mi riqueza, mi familia… ¡mi familia! Si ella no es Nefera, mi hermana debe estar también por aquí…»

Y tenía razón. El mundo del otro lado del espejo era exactamente igual a su pirámide. Cada habitación estaba en el mismo orden, pero a la inversa, como un reflejo. Afuera había un precipicio infinito, y ningún aparato o amuleto funcionaba. Pero su hermana tenía que estar en algún lado.

Nefera estaba en su habitación, llorando en su cama, aún en pijama.

— ¡Cleo, también estás aquí! Digo… ah, Cleo… también estás aquí…

— Nefera por favor, sé que me odias y yo no te tengo exactamente un gran aprecio, pero creo que sabes por qué estoy frente a ti.

— ¡Esa maldita criatura del espejo!

— No sé por qué siento que tienes un poco culpable de lo que nos sucede, ¿tengo razón?

— ¡Bien! Tienes razón, pero lo que pasó no lo hice a propósito, ¡lo juro! Entré a uno de los aposentos de papá a tomar el talismán que necesitabas para la escuela, sabía que te enojarías y eso es divertido para mí, y tropecé con una vieja tabla de arcilla con jeroglíficos más antiguos que la abuela.

— Una vieja tabla no nos envió aquí, ¿quién es esa falsificadora de identidades?

— Quizá no, pero lo que contenía sí. No sé que decía, no había sirvientes cerca para traducir pero en cuanto la toqué, esa criatura apareció frente a mí, salió de un espejo. Estaba segura que esa tabla no es de papá, ni cayó de un estante, él mantiene todo perfectamente ordenado, y así era. Ese ser no me quiso decir su nombre, pero me dejó muy en claro que el cielo la favoreció: ¿recuerdas las reparaciones fuera de la pirámide? Bien, pues un agujero justo sobre esa habitación, permitió que luz de la luna Akemir, la que duplica vidas, se colara y creó esas escrituras en una tabla en blanco. Como yo era la que me reflejaba en el espejo, se creó alguien igual a mí, pero más mala aún.

— Como si no fueras lo suficientemente mala, querida hermana.

— Cleo por favor, vivo para hacerte sufrir, pero nadie lo puede hacer más que yo, ¡eso es lo que hacemos las hermanas! Quizá quisiera robar tu vida, ¿pero la mía?

— Digo lo mismo, Nefera. ¿Y ahora qué haremos? Cuando me atrapó, se deshizo de mi espejo.

— Del mío también. Ya recorrí toda la casa, nada funciona, no podemos comunicarnos con nadie.

Las dos hermanas se quedaron desconsoladas, buscando la manera de comunicarse con el mundo exterior.

Mientras tanto, en la casa de Clawdeen, había una fiesta de pijamas. Draculaura se acercó al espejo de la habitación para ponerse una mascarilla de fruta.

— Qué extraño, usualmente no me reflejo y ahora me veo como Cleo. Chicas, ¿alguien me maquilló mientras tomaba mi siesta antes de venir aquí? — Sus amigas dijeron que no.

Cleo iba caminando por un pasillo cuando le dice a Nefera:

— Creo que escuché algo, suena como una de mis amigas, ¿estarán aquí también?

— No es posible, eso puede robar dos vidas ¿pero más? Sería imposible mantenerlas todas.

— Podría jurar que es Draculaura, ¡busquemos la voz!

Las hermanas se acercaron a una fuente de agua en una terraza. Asombradas, vieron como Draculaura estaba del otro lado.

— ¡Hey, sí eres tú Cleo! ¡Y tu hermana también!

— ¡Dracu! ¿Cómo es que podemos verte?

— No lo sé, estaba en el espejo cuando te vi, me hablaste y te vi más claramente.

— Escuché tu voz, y vimos que provenía de aquí, de una fuente. ¿Qué espejo estás usando?

— El que le regalaste a Clawdeen, cuando dijiste que en tu tocador se veía feo y lo quitaste. Lo puso en su dormitorio.

Por supuesto, ese espejo era parte del otro en el que Cleo fue atrapada, por eso podían verse, era parte del mismo.

— ¿Pero qué están haciendo ahí?

— Draculaura, una criatura que se hace pasar por nosotras nos atrapó del otro lado de nuestros espejos, no sé qué malvados planes tenga, pero tenemos que detenerla y recuperar nuestras vidas.

— Ya decía yo que era muy extraño que fueras tan atenta en la clase del Sr. Rotten, y que tu hermana fuera tan amable con las nuevas animadoras.

— Umh, después de todo, esa roba vidas no nos conoce tan bien — Protestó Nefera.

Las De Nile comenzaron a contar toda la historia a las chicas.

— Ahora, el asunto es cómo sacarlas de ahí – comentó Clawdeen, quien se acercó por la curiosidad —. Quizá si destruimos la tabla, o exista un conjuro que las cambie de lugar o algo, veré si Ghoulia ya encontró información.

Ghoulia encontró datos muy valiosos en la Monstruopedia: la contraparte de la luna duplica vidas, pasa la noche siguiente, e imprime en una hoja de palmera en el desierto el encantamiento que eliminaría las vidas que la luna anterior creó. Y era su única oportunidad, pues estas lunas pasan frente a la Tierra cada tres mil años. La pregunta era ¿cuál palmera, cuál de todas sus hojas?

— ¿Creen que sea una palmera del oasis privado de papá? — preguntó Cleo

— No hay palmeras hermana, las cambiaron por olivos hace unos meses.

— Pero no hay más, ésas eran las últimas de toda la ciudad y alrededores ¡estamos perdidas! Bueno, quedan las del jardín del tío Tut…

— Malas noticias —interrumpió Clawdeen—, la impostora publicó en el sitio de la escuela su postulación como presidenta de Monster High, y ¿su eliminación de plantas? ¡Quiere hacer un desierto gigante!

— Ella sabe cómo podemos detenerla — Cleo solloza — nos quedaremos aquí para siempre…

— Así es, y ya destruyó las palmeras de la casa de tu tío. Lo siento. Imagínate como estarán Batsy y Venus cuándo se enteren que van a destruir lo que tanto aman.

— ¡Eso es! — Cleo se emociona — Venus tiene una planta de cada especie que existe. ¡Ella debe tener palmeras!

— No lo digas más, vamos para allá. ¡Draculaura, Ghoula, vamos a la escuela!

Las chicas se encaminaron a la escuela, con la ventaja de que la impostora no conocía bien las instalaciones, seguramente no sabía de la existencia de la última palmera. O tal vez sí.

— Llegan tarde, chicas — La risa macabra se esparce por la oscuridad, pero no se ve nadie.

Las monstruitas se dividen, y encuentran a la roba identidades junto a la palmera.

— ¿Creyeron que por ser nueva sería tonta? ¡Aaaaahhh!

Después de ese grito de sorpresa, la impostora se da cuenta que un Draculaura, convertida en murciélago, comenzó a distraerla. Las chicas notan que la luna que esperaban está brillando y rápidamente comienzan a buscar el conjuro entre las hojas, hasta que al fin aparece en las ramas superiores. Clawdeen lo toca y las escrituras comienzan a brillar, la criatura se abalanza sobre ella, pero Clawdeen saca su espejo de maquillaje, y la impostora queda atrapada dentro. En la pirámide, Cleo y Nefera regresan al lado correcto del espejo.

Clawdeen tuvo que comprar un maquillaje nuevo después de usar su estuche para atrapar a la impostora, y Nefera y Cleo cambiaron los espejos de sus tocadores. Los espejos malditos fueron sepultados varios metros bajo arena y por supuesto, las reparaciones en casa de las De Nile fueron terminadas.

Priscila L.

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